Mi nombre es Luciembines Rojas Valencia, soy oriundo de la ciudad de Vallenar, región de Atacama. En la época de colegio descubrí mi habilidad por las artes.
Salí de casa (Vallenar) muy joven, con 18 años a buscar nuevos horizontes. Hice mi servicio militar en la ciudad de Calama, obtuve el grado de cabo 1° de reserva. Una vez que cumplí con mi servicio, busqué trabajo en dicha ciudad, donde me ofrecieron pintar y restaurar el famoso letrero puerta de entrada al mineral de Chuquicamata y continué pintando en diversos locales comerciales de Calama, Chuquicamata y San Pedro de Atacama.
Siguiendo con mi espíritu aventurero viaje a Copiapó y empecé a pintar logotipos, fue así que presté mis servicios a empresas nacionales como: C..C.U.. Helados SAVORY, SOPROLE. Efectué varios trabajos para PERCIVAL MADERO (Publicidad Madero) cuando él estaba recién empezando en el rubro de la publicidad. ENAMI - Paipote también conoce mi habilidad, pues pinté letreros para la Fundición.
Después me fui a Santiago y me desempeñé en una maestranza donde fabricaban figuras en fibras de vidrio para atracciones mecánicas, me fui haciendo conocido y llegué hasta Temuco, donde se me habrieron muchas puertas en circos, parques de entretenciones. Conocí muchas ciudades y pueblos del sur, pero como me gusta el norte, regresé a Calama y me contrató la empresa Super Pollo para pintar locales comerciales y posteriormente lo hice en empresa Ariztía.
En Antofagasta trabajé en pinturas publicitarias, haciéndolos en jardines infantiles. En Iquique pinté en los galpones de ZOFRI, locales comerciales del agropecuario y para Coca-Cola.
Debido a este oficio, he tenido la oportunidad, gracias a Dios de conocer el norte de Perú y pintar en ciudades como Tacna, Arequipa, a parte de conocer el Cusco, Mollendo y Juliaca, recorrido que hice con un parque de entretenciones mecánicas.
En Taltal, he inmortalizado la historia del salitre en un gran mosaico de 80 metros de largo, ubicado en Avenida Matta.
Este oficio no tiene técnicas, para mi, yo nos las aplico, es algo innato, tal vez lo heredé de mi madre, a ella le gustaba pintar y lo hacía muy bien.
Soy un hombre agradecido del DON que Dios me dió, me ha permitido conocer muchas ciudades y pueblos de mi país y de Perú. También he podido solventarme económicamente junto a mi familia, en Taltal nacieron mis hijos Daniel y Jair de 13 y 10 años respectivamente.
La vida del artista tiene altos y bajos, pero este es mi trabajo, puedo mostrar mi arte, mi oficio y no lo cambio por nada.
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